Omar Aguirre: “No me imagino sin la danza”

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Omar Aguirre León nació en 1957 en la ciudad de Guayaquil. Es un artista independiente que con el tiempo ha adquirido una gran experiencia como bailarín y coreógrafo. En la entrevista que se realizó por la plataforma Zoom nos relata cómo fueron sus inicios en el mundo de la danza y cómo se fue abriendo paso como coreógrafo.

Aguirre tenía 20 años cuando comenzó a desenvolverse en el arte. Al principio lo hizo como actor de teatro y nos comenta que, a pesar de ser tímido, logró vencer el miedo escénico con la ayuda de las personas que lo acompañaron durante su proceso teatral. Luego, a los 24 años, se enamoró de la danza cuando presenció por primera vez un espectáculo de danza-teatro que presentó la agrupación «Sarao» de Guayaquil.

El artista menciona que, al comienzo, no sentía atracción hacia la danza contemporánea, pero las nuevas tendencias y el acercamiento que tuvo con el teatro, la pintura y la video-danza, hicieron que viera una nueva posibilidad de integrarse y conectar con este estilo artístico. Sus primeros pasos como estudiante de danza se realizaron en la Escuela de Ballet de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas.

La trayectoria de Aguirre lo ha llevado a ser integrante de agrupaciones como «Sarao», «Danza Sur» y «Cero Danza», así como también, ha sido parte de la «Compañía Nacional de Danza del Ecuador» y «Franco Ecuatoriana Paralelo Cero». Desde su perspectiva describe a la danza contemporánea como la múltiple posibilidad de expresión, ya que para él es imposible encasillarla al ser un arte que está en constante renovación. Además, también comenta que vivir en movimiento para él es estar vivo y presente de una manera infinita. 

«No me imagino sin la danza o sin moverme, cuando la descubrí, descubrí la libertad, me dio la oportunidad de ser yo mismo. La danza es poesía, todo es danza».

Omar Aguirre

En 2001, Aguirre ganó la categoría «Nuevos Coreógrafos» en el Festival Alas de la Danza. Allí presentó su obra «100 metros bajo tierra«, un solo que originalmente se iba a trabajar como un dúo en el año 2000, esta pieza de arte trata sobre la tragedia de «Hamlet» escrita por William Shakespeare. Sin embargo, su estructura tuvo un ligero cambio porque el bailarín que lo iba a acompañar no pudo estar en dicha presentación. En esta coreografía el personaje que es interpretado por Omar utiliza una bacinilla que simboliza el recuerdo de su niñez, además, el protagonista maneja sentimientos de culpabilidad con respecto a la belleza.

En ese período también expuso la coreografía «Retro», una obra con matices de comedia, denuncia social y crítica a la tecnología. Aguirre menciona, que lo interesante de interpretar «Retro», a pesar de que no haya ganado un premio, se debe a que su coreografía se realiza en dúo, motivo por el cual ha sido bailada por algunos artistas. La bailé por última vez en 2019 antes de la pandemia y me es gratificante mirar a otras personas llevarla a cabo. No sé si algún día la vuelva a remontar, pero sin duda es una obra que sigue vigente.

Otro de sus proyectos es «Encontrados», una coreografía basada en la obra «La caverna» del escritor José Saramago. Aguirre indica que, su interpretación fue llevada a cabo desde su experiencia, dado que la obra relata la pérdida de los valores al pasar el tiempo y el hecho de que la modernidad se va llevando lo que algún día fuimos. En la puesta en escena se encuentra un perro, que de acuerdo con el bailarín da la connotación del amor incondicional a su dueño, porque los animales son tan puros que nos siguen sin esperar nada a cambio. Desde mi desarrollo como creador del movimiento, fue una transición de búsqueda en el sentido poético, al público le gustó mucho, se conmovió. A partir de ahí, comencé a trabajar la técnica de la improvisación con mayor énfasis y a reconocer otros puntos de partida.

Omar vivió siete años en Quito desempeñándose como bailarín de la Compañía Nacional de Danza del Ecuador y en 2013, regresó a Guayaquil a trabajar de manera independiente realizando obras, dando clases y tomando muchas residencias para mostrar su trabajo en la ciudad. Es por esto que Aguirre decide crear un evento para que bailarines y coreógrafos muestren su talento, este encuentro llamado “Monotemáticos del movimiento” se encarga de presentar trabajos en solos y dúos. En la primera edición estuvieron: Jaime Pérez, Lucho Mueckay y dos bailarines de la Compañía Nacional del Ecuador. Al año siguiente participaron: Jeny Carvajal y Carolina Pepper. En el 2019, se llevó a cabo la quinta edición, sin embargo, este evento se vio suspendido por la llegada del Covid-19.

Aguirre reflexiona sobre su carrera y determina que esta se ha visto impulsada por etapas, ya que los solos de danza le han dado el respaldo necesario como coreógrafo y bailarín. Además, la actuación le brindo un plus como intérprete. Él considera que en el 2001 sus obras «100 metros bajo tierra« y «Retro» lograron destacar su nombre en el mundo del arte, al igual que en 2020 lo hizo «Erodita«. La estima que le tiene a cada una de sus creaciones ha marcado un sentimiento personal en él.

La creación y composición de las coreografías que realiza Aguirre se dan por medio de la escucha que mantiene con sus bailarines, es un espacio en el que cada uno de ellos aporta en la elaboración. Del mismo modo, está constantemente atento a los nuevos discursos y a las nuevas formas de comunicación. El proceso es siempre un paso nuevo y no sabemos dónde nos lleva. Como dicen por ahí, no importa llegar, sino el viaje, la búsqueda y los hallazgos que realizamos hasta llegar ahí.

El coreógrafo empezó a dar clases para aumentar sus ingresos y con esta experiencia logró descubrir su gusto por enseñar, por lo que hoy en día imparte lecciones encaminadas a que sus alumnos sean creativos y entren en confianza con esa capacidad de descubrir. No soy muy metódico, me gusta jugar a movernos y ese es mi punto de partida cuando doy clases.

En 2021, estrenó «Ortodoxxx», un proyecto escénico que tiene 45 minutos de duración y en el que participan 6 bailarines. Y, en abril del 2022, presentó «Pulsiones», un video-danza que efectuó en conjunto con Cindy Canto y Max McClure. Para concluir, Aguirre nos contó que está planeando y buscando cómo realizar una propuesta a partir de la danzaterapia con un grupo de bailarines contemporáneos, puesto que considera que la edad no es una limitación, dado que para él moverse es igual de importante que respirar. 

 

«Estamos encaminando a la danza terapia, para sanar. Por ese camino me he decidido. No una danza competitiva, ni frustrante, ni que me inhiba, solo danza para crear y creer en uno mismo».

Omar Aguirre

 

Editado por: Coraima Posligua

 

 

 

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Amanda Pazmiño: «Un día vamos a dejar este planeta y la poesía es lo único que va a quedar”

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Amanda Pazmiño Torres, escritora y poeta ecuatoriana, nos permite conocer sobre sus inicios en la literatura y los diferentes logros que ha consolidado en el mundo de la poesía. En la entrevista realizada de manera virtual, se autodescribe como una mujer libre y soñadora, que cree en sí misma, en el valor que tienen sus palabras y en el lenguaje poético que ha construido. Uno de sus deseos es transmitir el valor de la vida por medio de sus poemas y reconocer que nunca estamos solos en el camino.

El acercamiento que tuvo Pazmiño con la literatura fue aprendido por medio de sus padres. Ella comenta que su primera interacción se dio gracias a que tuvo acceso a muchos libros y revistas, después de eso se volvió un deseo autónomo. Cuando tenía 15 años, Amanda decidió hacer una búsqueda personal y fue así como descubrió su amor hacia la poesía. Era mi camino, porque reconocí que no podía hacer otra cosa que escribir para conocerme, para decir quién soy y para tener un lugar en el mundo.

La poeta estudió Comunicación con mención en Literatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, porque siempre quiso tener una guía de estudio. Pazmiño explica que su intención era explorar a profundidad los tópicos literarios y enriquecer su diálogo. Si bien es cierto que el acto de lectura es un acto muy solitario, se va integrando el conocimiento cuando podemos ponerlo en discusión. En la actualidad agradece a quienes fueron sus mentoras en la época de estudio por la potencia que tiene su voz.

«Un día vamos a dejar este planeta y la poesía es lo único que va a quedar, es una especie de legado que me interesa aportar al mundo a través del lenguaje, eso me apasiona».

Amanda Pazmiño

En 2013, Pazmiño obtuvo el tercer lugar en el VI Festival Internacional de Poesía Ileana Espinel Cedeño. Como ella comenta, fue una experiencia extraordinaria porque no tenía ninguna expectativa sobre el resultado, pero este reconocimiento reforzó la idea de que estaba en el camino correcto. Y, en 2019, demostró lo que dice el refrán «el que persevera alcanza», ya que obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía Ileana Espinel. Este logro marcó un antes y un después en su carrera, porque la ayudó a creer en su trabajo y la animó a seguir escribiendo.

Dos años después, en 2021, fue invitada por la editorial J. Bernavil a participar en su II Concurso Internacional de Poesía. En esta ocasión apostó por una escritura radical y sincera. La poesía no es un lenguaje para enmascarar o figurar, más bien es un lenguaje para transformar, entonces desde esa premisa escribo.

Pazmiño manifiesta su contemplación por el afuera y la observación de sus acciones en su proceso creativo. Es por eso que, su escritura surge a partir del acercamiento que tiene con todo lo que está vivo y la autodescribe como abstracta o como la síntesis de una experiencia profunda de inmersión y soledad que enriquece el ser. Ese detenimiento ante la prisa de la vida, es lo que me permite reconocer la respiración que hay en mis palabras, reconocer mi lenguaje. Como referentes literarios tiene a grandes escritores ecuatorianos, entre ellos destacan Cristian Avecillas, Efraín Jara Idrovo y Jorge Enrique Adoum.

La poeta explica que por iniciativa de Cristian Avecillas y Valeria Alvarado pudo participar con cinco de sus poemas en la Antología Alma Adentro (2018). Avecilla y Alvarado ganaron el fondo concursable del Ministerio de la Cultura y realizaron un nexo con la editorial El Conejo para publicar esta obra y galardonar a poetas ecuatorianas como Amanda Pazmiño, Andrea Crespo, Sandra de la Torre, María Albuja, Gabriela Vargas y María Auxiliadora Balladares.

En cuanto a su primer poemario, fue publicado en 2020 y se tituló «Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos«. Este libro nació a raíz del premio que obtuvo en el Concurso Nacional Ileana Espinel 2019, ya que el gestor de este festival y director de El Quirófano Ediciones, Augusto Rodríguez, efectuó la edición en conjunto con la Universidad Politécnica Salesiana y el Grupo Literatura en Movimiento. Según la escritora, el título surgió de forma intuitiva, fue algo revelador y lo relacionó con la sabiduría de la naturaleza, algo que se puede percibir en cada verso del poemario. La naturaleza ha estado tanto tiempo y guarda tanta memoria, el agua es tan esencial, que el mar tenía que estar en el título y, por supuesto, en la portada.

Los poemas están enumerados en romano, sin embargo, después del 40, la enumeración tiene un ligero cambio. Con esto, Pazmiño pretende mostrar algo de rebeldía y, al mismo tiempo, jugar un poco con los lectores para ver quién se percata de aquel hecho. Además, escribir todo el libro fue un arduo trabajo, desde su perspectiva, es importante hallar las palabras exactas, porque cada una crea un universo diferente. Ella quería que todo el texto mostrara la consonancia respectiva en cada verso.

Fragmento de «Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos»

 

De manera inspiradora, Amanda Pazmiño, considera que se debe tener un espíritu y voluntad infranqueable al momento de decidir iniciar en la poesía. Ella expresa que para empezar a mostrar el talento de cada uno no es necesario depender de una editorial, ya que, el auge de las redes sociales ha brindado mucha facilidad para poder difundir nuestros pensamientos. Si es lo que realmente amas, todos los caminos se te van a abrir, pero debes trabajar en ello día y noche, dejar tu corazón en el poema, reconocer el valor de tu voz y difundir lo que has cultivado en ti.

Para ir finalizando, nos menciona que le gustaría explorar otros lenguajes artísticos como la danza, por su amor al baile, dado que cuando era niña estudió ballet y considera en algún momento desarrollar más ese talento. Ya no en danza clásica, sino en un estilo de danza más libre.

Amanda Pazmiño disfruta compartir conocimientos, por ello, en los últimos años ha impartido talleres de escritura creativa. Es una iniciativa que parte del creer en esa semilla que cada uno tiene para brindar, desde un absoluto estado de presencia, puesto que uno de sus objetivos con estas clases es que el lenguaje se desarrolle desde la consciencia y no desde la inmediatez. Agrega, asimismo, que en sus talleres se escribe desde el Yo Soy. Es algo muy importante porque ayuda a regenerar la mirada que uno tiene sobre sí mismo, la misión de los talleres es sanar, porque a veces nos hacen creer cosas sobre nosotros que no son ciertas.

«Me encanta que cada persona sea dueña de su lenguaje, de su libertad de pensar, de tomar decisiones y de sentirse íntegro, libre y feliz. Ese derecho es innegable y siento que lo cultivo mucho en los talleres».

Amanda Pazmiño

 

 

Editado por: Coraima Posligua

 

 

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