Doménica Concha: “La literatura y el arte son cosas sin las que no podría vivir”

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Doménica Concha, escritor, editor, poeta y estudiante de literatura en la Universidad de las Artes, publicó su primera colección de poemas con la editorial Crímenes en Venus. Empezó a escribir poesía cuando era adolescente, pero sentía que en ese momento no estaba muy seguro de qué era escribir poesía o qué tipo de poesía quería escribir. Ya en la universidad se reencontró con el tema y poco a poco se construyeron los poemas de este primer poemario, titulado “Fantasmas”. Explica que ve la poesía como una exploración del propio ser a través del lenguaje, que no tiene reglas de lógica, ética o moral.

 

“La poesía es algo muy íntimo y da espacio no solo para expresarse, sino para imaginar y para sanar también”.

Doménica Concha

 

Doménica tiene entre sus referentes literarios a poetas clásicos como Cesar Vallejo y Marosa Di Giorgio, también gusta de leer mucho a Juan Gelman y poetas ecuatorianos como David Ledesma, Ileana Espinel y Mónica Ojeda. Lo que le impulsa a crear sus poemas son temas como la infancia, la pérdida en la infancia, la enfermedad y el luto.

 

 

Su poesía la define como sucia, en el sentido de que se aferra a las cosas, al sentirse enfermo, solo, perdido. Percibe su escritura como una exploración de su memoria, utiliza los recuerdos como un proceso de sanación, algo muy íntimo, como hablar de los momentos oscuros y tristes de la infancia, como en su primer poemario “Fantasmas” donde plasma momentos de luto y pérdida desde muy joven.

 

Los poemas son los distintos momentos en los que tuve que lidiar con el luto durante mi vida”. 

Doménica Concha 

 

Ahora bien, para llevar a cabo todo este proceso, comenta que lamentablemente no tiene un hábito de escritura establecido, es una lucha el escribir constantemente, antes anotaba ideas que le ayudarían a armar los poemas posteriormente. El cambio es un proceso inevitable y Doménica expresa que a medida que escribe se va solidificando y siendo más consciente de los temas de sus poemas, otras personas le comentan que sus poemas son muy narrativos, ilustrativos.

 

 

Entre los poemas que le causaron impacto durante su adolescencia están: “Con una valium 10” de Ileana Espinel, “Espergesia”, “Heces” y “Los Heraldos negros” de César Vallejo, y “La última carta” de David Ledesma. Actualmente entre sus libros de poesía preferidos están “Atar a la rata” de Esteban Mayorga y “Animal” de María Auxiliadora Balladares. Con respecto a la novela, siempre recomienda “Narciso Y Goldmundo” de Hermann Hesse y “Sanguínea” de Gabriela Ponce. Con su experiencia, recomienda a los nuevos escritores tener disciplina para iniciar en el camino de la poesía, que sean constantes al escribir para perfeccionar la habilidad y que lean mucha poesía de todo tipo.

 

“Explorando y procesando los textos, procesando el arte de otras personas uno puede llegar a crear el propio”.

Doménica Concha

 

Aunque triunfar en la industria editorial en el país es un poco difícil, las editoriales nacionales siguen presentando buenos libros y buscando formas de colaborar. Le gustaría publicar un poemario más grande con alguna de las editoriales que admira por su trabajo. Como el arte le da sentido a su vida, no solo se dedica a la literatura, sino que también trabaja con arcilla, pintura, dibujo y otras manualidades.

 

Concluyendo, nos cuenta que está trabajando en la preliminar de su tesis, un nuevo poemario, sigue escribiendo y espera llegar a publicar en los próximos años algo nuevo.

 

 

 

 

 

 

Editado por Coraima Posligua

 

 

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Amanda Pazmiño: «Un día vamos a dejar este planeta y la poesía es lo único que va a quedar”

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Amanda Pazmiño Torres, escritora y poeta ecuatoriana, nos permite conocer sobre sus inicios en la literatura y los diferentes logros que ha consolidado en el mundo de la poesía. En la entrevista realizada de manera virtual, se autodescribe como una mujer libre y soñadora, que cree en sí misma, en el valor que tienen sus palabras y en el lenguaje poético que ha construido. Uno de sus deseos es transmitir el valor de la vida por medio de sus poemas y reconocer que nunca estamos solos en el camino.

El acercamiento que tuvo Pazmiño con la literatura fue aprendido por medio de sus padres. Ella comenta que su primera interacción se dio gracias a que tuvo acceso a muchos libros y revistas, después de eso se volvió un deseo autónomo. Cuando tenía 15 años, Amanda decidió hacer una búsqueda personal y fue así como descubrió su amor hacia la poesía. Era mi camino, porque reconocí que no podía hacer otra cosa que escribir para conocerme, para decir quién soy y para tener un lugar en el mundo.

La poeta estudió Comunicación con mención en Literatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, porque siempre quiso tener una guía de estudio. Pazmiño explica que su intención era explorar a profundidad los tópicos literarios y enriquecer su diálogo. Si bien es cierto que el acto de lectura es un acto muy solitario, se va integrando el conocimiento cuando podemos ponerlo en discusión. En la actualidad agradece a quienes fueron sus mentoras en la época de estudio por la potencia que tiene su voz.

«Un día vamos a dejar este planeta y la poesía es lo único que va a quedar, es una especie de legado que me interesa aportar al mundo a través del lenguaje, eso me apasiona».

Amanda Pazmiño

En 2013, Pazmiño obtuvo el tercer lugar en el VI Festival Internacional de Poesía Ileana Espinel Cedeño. Como ella comenta, fue una experiencia extraordinaria porque no tenía ninguna expectativa sobre el resultado, pero este reconocimiento reforzó la idea de que estaba en el camino correcto. Y, en 2019, demostró lo que dice el refrán «el que persevera alcanza», ya que obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía Ileana Espinel. Este logro marcó un antes y un después en su carrera, porque la ayudó a creer en su trabajo y la animó a seguir escribiendo.

Dos años después, en 2021, fue invitada por la editorial J. Bernavil a participar en su II Concurso Internacional de Poesía. En esta ocasión apostó por una escritura radical y sincera. La poesía no es un lenguaje para enmascarar o figurar, más bien es un lenguaje para transformar, entonces desde esa premisa escribo.

Pazmiño manifiesta su contemplación por el afuera y la observación de sus acciones en su proceso creativo. Es por eso que, su escritura surge a partir del acercamiento que tiene con todo lo que está vivo y la autodescribe como abstracta o como la síntesis de una experiencia profunda de inmersión y soledad que enriquece el ser. Ese detenimiento ante la prisa de la vida, es lo que me permite reconocer la respiración que hay en mis palabras, reconocer mi lenguaje. Como referentes literarios tiene a grandes escritores ecuatorianos, entre ellos destacan Cristian Avecillas, Efraín Jara Idrovo y Jorge Enrique Adoum.

La poeta explica que por iniciativa de Cristian Avecillas y Valeria Alvarado pudo participar con cinco de sus poemas en la Antología Alma Adentro (2018). Avecilla y Alvarado ganaron el fondo concursable del Ministerio de la Cultura y realizaron un nexo con la editorial El Conejo para publicar esta obra y galardonar a poetas ecuatorianas como Amanda Pazmiño, Andrea Crespo, Sandra de la Torre, María Albuja, Gabriela Vargas y María Auxiliadora Balladares.

En cuanto a su primer poemario, fue publicado en 2020 y se tituló «Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos«. Este libro nació a raíz del premio que obtuvo en el Concurso Nacional Ileana Espinel 2019, ya que el gestor de este festival y director de El Quirófano Ediciones, Augusto Rodríguez, efectuó la edición en conjunto con la Universidad Politécnica Salesiana y el Grupo Literatura en Movimiento. Según la escritora, el título surgió de forma intuitiva, fue algo revelador y lo relacionó con la sabiduría de la naturaleza, algo que se puede percibir en cada verso del poemario. La naturaleza ha estado tanto tiempo y guarda tanta memoria, el agua es tan esencial, que el mar tenía que estar en el título y, por supuesto, en la portada.

Los poemas están enumerados en romano, sin embargo, después del 40, la enumeración tiene un ligero cambio. Con esto, Pazmiño pretende mostrar algo de rebeldía y, al mismo tiempo, jugar un poco con los lectores para ver quién se percata de aquel hecho. Además, escribir todo el libro fue un arduo trabajo, desde su perspectiva, es importante hallar las palabras exactas, porque cada una crea un universo diferente. Ella quería que todo el texto mostrara la consonancia respectiva en cada verso.

Fragmento de «Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos»

 

De manera inspiradora, Amanda Pazmiño, considera que se debe tener un espíritu y voluntad infranqueable al momento de decidir iniciar en la poesía. Ella expresa que para empezar a mostrar el talento de cada uno no es necesario depender de una editorial, ya que, el auge de las redes sociales ha brindado mucha facilidad para poder difundir nuestros pensamientos. Si es lo que realmente amas, todos los caminos se te van a abrir, pero debes trabajar en ello día y noche, dejar tu corazón en el poema, reconocer el valor de tu voz y difundir lo que has cultivado en ti.

Para ir finalizando, nos menciona que le gustaría explorar otros lenguajes artísticos como la danza, por su amor al baile, dado que cuando era niña estudió ballet y considera en algún momento desarrollar más ese talento. Ya no en danza clásica, sino en un estilo de danza más libre.

Amanda Pazmiño disfruta compartir conocimientos, por ello, en los últimos años ha impartido talleres de escritura creativa. Es una iniciativa que parte del creer en esa semilla que cada uno tiene para brindar, desde un absoluto estado de presencia, puesto que uno de sus objetivos con estas clases es que el lenguaje se desarrolle desde la consciencia y no desde la inmediatez. Agrega, asimismo, que en sus talleres se escribe desde el Yo Soy. Es algo muy importante porque ayuda a regenerar la mirada que uno tiene sobre sí mismo, la misión de los talleres es sanar, porque a veces nos hacen creer cosas sobre nosotros que no son ciertas.

«Me encanta que cada persona sea dueña de su lenguaje, de su libertad de pensar, de tomar decisiones y de sentirse íntegro, libre y feliz. Ese derecho es innegable y siento que lo cultivo mucho en los talleres».

Amanda Pazmiño

 

 

Editado por: Coraima Posligua

 

 

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