Livina Santos: “Escribir es una pasión”

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Livina Santos Jara nació en 1959, en la ciudad de Guayaquil. Es conocida por sus trabajos narrativos, como el libro de cuentos “Una noche frente al espejo” (1989) y consta en las antologías: “Nueva narrativas ecuatorianas”, “El lugar de las palabras”, “Antología de narradoras ecuatorianas” y “Cuarenta cuentos ecuatorianos”.  Asimismo, ha publicado cuentos en diversas revistas nacionales e internacionales. En este artículo conoceremos más sobre su vida como literata.

Santos nos cuenta que desde muy pequeña sintió atracción hacia la literatura. Creo que nació conmigo, porque desde que aprendí a leer lo hice con poesía, fábulas y cuentos en una enciclopedia infantil, menciona. El primer libro que leyó fue el de “Alicia en el país de las maravillas”, pero fue en su adolescencia que reforzó la lectura de novelas y comenzó a escribir cuentos a escondidas. Su propósito era el de redactar una novela completa, sin embargo, a los 18 años terminó enviando uno de sus cuentos al Concurso de Pablo Palacios. Tiempo después, supo que había obtenido una mención, y eso le dio la confianza suficiente para seguir escribiendo.

“La literatura es una ficción maravillosa, que nos permite ampliar la visión que tenemos del mundo y entender la vida desde otras perspectivas”.

Livina Santos

Sus primeros referentes literarios pertenecen a la literatura universal, latinoamericana y ecuatoriana y, sobre todo, destaca el impacto que le provocó la lectura de la obra del escritor chileno José Donoso. Parte de sus lecturas están relacionadas con lo que le enviaban a leer en el colegio, luego, por su cuenta, pasó a la literatura existencialista. En la actualidad, está dedicada a la literatura contemporánea, sobre todo, del siglo XXI. A mis veinte años leía cualquier libro que cayera en mis manos, a esa edad había leído lo suficiente para sentirme segura en la carrera que estaba estudiando, era mi ambiente, dice. Santos estudió Literatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

Las ideas que se desarrollan en el proceso de escritura surgen, en algunos casos, de las cosas más inesperadas y comunes. Los cuentos vienen a mí de algún hecho banal y cotidiano que se presentan en la vida, opina. Por ejemplo, la inspiración del cuento “Con olor a insomnio” nació de una época en la que la autora tuvo dificultades a la hora de dormir, se sentía cansada y agotada después de despertar, por lo tanto, decidió canalizar todo lo que sentía a través de la escritura.  

 

“Clasificados” cuento del libro “Una noche frente al espejo”

Mi hija nació hace poco tiempo. No recuerdo exactamente su edad, pero serían unos nueve meses desde que aprendió a caminar y ayer la vi que corría detrás de una pelota. A noche la niñera me repitió unas frases que Viviana dice sin dificultad. Hoy quiero llegar temprano a casa porque mi hija crece y casi no me doy cuenta. Ya empiezo a buscar el jardín de infantes al que la mandaré dentro de unos pocos meses y siento nostalgia de ella, ganas de ir a abrazarla. Aunque la verdad es que tengo tantas cosas que hacer que por más que lo intento, no puedo todavía decir: y pensar que un día era la mitad de lo que es ahora (no, pensándolo bien, ya tiene que haber triplicado ¿cuadruplicado? su tamaño de recién nacida). Hoy voy a llegar temprano a casa.

Mi hija es tan ordenada que pone cada cosa en su lugar, cierra puertas, cajones, tapa tarros, sabe dónde está el tacho de la basura, limpia ceniceros, le gusta estar peinada y bien vestida, en fin, es una niña modelo. Voy a llegar temprano para hacer de mi hija toda una mujer. Como es inteligente será una brillante alumna. Menos mal, así no tendré que andar detrás de ella para que cumpla con sus tareas. Cuando sea adolescente seremos muy buenas amigas. Actuaré de tal manera que cuando crezca sea una persona muy equilibrada. No voy a dejarla sola. Compraré la enciclopedia de la madre moderna que me están vendiendo en la oficina. Sofía me la recomendó porque la ha ayudado mucho en la crianza de sus hijos. Leeré todas las noches un capítulo y releeré los que sean necesarios. Mi hija será, además de linda y estudiosa, inteligente y una excelente ama de casa. No fallaré, estoy decidida, no habrá nada que haga cambiar mi desición. Llegaré temprano a casa ni no seré solo su amiga, sino también amiga de sus amigas. Para ganarme su confianza les ayudaré a hacer una fiesta y conoceré también a sus amigos. Creo que son muchos porque he escuchado algunas conversaciones telefónicas donde se confunden nombres y situaciones. Tengo urgencia por llegar a casa. Las empleadas están alarmadas por ciertas conversaciones de mi hija con sus amigas, pero no me quieren decir de qué se trata. Yo también estoy alarmada. Ayer encontré los ceniceros de su dormitorio lleno de colillas, papeles en el piso, ropa por todas partes y, sobre la cama, un periódico abierto en la página de los anuncios clasificados. Había señalado algunos avisos: departamento para señoritas.

Ya no tengo para qué ir a casa.

 

Santos nos dice que escribir para ella significa pasión. Algo que le gusta es que sus cuentos sean leídos por jóvenes, ya que ellos tienden a formular preguntas, que crean un diálogo fluido y que a ella le representa una buena retroalimentación. En pocas palabras, los jóvenes tienen una lectura no tan contaminada y no reaccionan con una crítica tan estereotipada, dice. 

 

No obstante, la escritora ha pasado por momentos en los que se ha distanciado de la escritura. Uno de ellos fue cuando estuvo en el proceso de finalización de su carrera universitaria; el otro, en cambio, sucedió cuando salió del Taller de Literatura del Banco Central y publicó sus cuentos. Sentí que después de esa publicación debía innovar mi escritura, no quería repetirme, pese a que hubo muchas personas involucradas con la literatura que me insistían en que no la abandonara, comenta.

 

“A todos nos gustan los reconocimientos, sin llegar al exceso, eso nos hace sentirnos reconfortados. Me siento muy comprometida en mi trabajo, siempre es importante saber que lo que hacemos no es en vano”.

Livina Santos

 

Santos indica que le encanta ver cómo se está recuperando la actividad artística en el país, porque en el pasado era algo escasa. Al día de hoy la virtualidad ha permitido nuevos espacios para impulsar diferentes proyectos. En cierta forma, la pandemia ayudó a visibilizar la cantidad de gestores culturales y artistas que hay en el país, así como también la diversidad de arte que existe. Pienso que detrás de todos los gestores culturales que tienen dificultades para sacar adelante sus proyectos, hay una vocación enorme, alega. Igualmente, explica que publicar suele ser una tarea difícil, es necesario contar con dinero y buscar la forma de trascender las fronteras del país.

De sus escritos, ella nos recomienda leer, una vez que se publique, la novela en la que se encuentra trabajando. Como lo manifiesta Santos, es un paso relevante en su trayectoria porque siempre se había dedicado a los cuentos, por lo tanto, está enfocada al máximo en su desarrollo. Considero que esta novela es algo atrevido de mi parte, porque es la primera vez que lo hago, es un reto que me he planteado a mí misma. De igual manera, menciona que le gustaría retomar la escritura de cuentos. 

 

 

 

 

Editado por: Coraima Posligua

 

 

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